Un océano que al fin consiguió alcanzar la paz. La dulzura de saber que me voy sin molestar.
La distancia que sentí entre el fuego y el ardor, es eterna para mi, es la intriga de mi amor.
La anestesia me llego, la di vuelta y descubrí mi alegría por llorar, la aventura de partir...
Tres minutos por venir que son una eternidad fugaz, tres minutos por vivir en una mortal fragilidad.
Que bueno que en menos de 20 días nos vemos de nuevo enanito, ya los estoy extrañando demasiado. A explotar ese teatro de verano, salú.
1 comentario:
me gusta, muy bueno.
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